Una gran emoción se sintió el lunes en el primer entrenamiento que realizó la selección femenina de vóley mayores en el Polideportivo 1 de la Videna. El equipo dirigido por el entrenador Francisco Hervás volverá a las competencias internacionales en los próximos meses. Es fundamental y necesaria su preparación en este recinto de primer nivel.

Asistieron el director ejecutivo del Proyecto Legado, Alberto Valenzuela y el titular de la Federación Peruana de Vóley (FPV), Gino Vegas. Las autoridades reconocieron la importancia que tiene para las seleccionadas nacionales entrenar en un campo de primer nivel que se ajusta a los estándares y exigencias internacionales.

Además, la jugadora Karla Ortiz expresó su felicidad por regresar a los entrenamientos desde la Videna.

“Tenemos claro que el Sudamericano nos clasifica a un Mundial. Para ello, es necesario entrenar duro en un campo propio. Sentimos la comodidad y nos ayudará a optimizar nuestro rendimiento. Como líder del grupo, mi intención es contagiar de energía, a fin de lograr los objetivos. Tenemos seleccionadas nuevas, hay que tener paciencia”, expresó Karla Ortiz.

La obesidad significa tener demasiada grasa corporal. No es lo mismo que sobrepeso, lo cual significa que el peso de un niño está en un rango superior al de los niños de la misma edad y estatura. El sobrepeso puede deberse a músculo, hueso o agua extra, así como también a demasiada grasa.
Ambos términos significan que el peso de un niño es superior a lo que se piensa que es saludable.

Las consecuencias de la obesidad infantil son muchas. Hoy en día, esta complicación afecta a personas cada vez más jóvenes. La obesidad en la infancia compromete la salud de los niños y actualmente se puede diagnosticar junto a otros problemas como la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y los niveles altos de colesterol.
A parte de estas patologías físicas, los niños pueden desarrollar problemas psicológicos. Las bromas, la intimidación o el rechazo por parte de sus iguales, pueden llevarles a que tengan una baja autoestima. Los niños obesos son marginados por el aspecto que tienen, y todo ese cuadro pueden generar trastornos como la bulimia, la anorexia, la depresión y llevarles a tener hábitos extremos como el consumo de drogas y otras sustancias nociva.

La responsabilidad de los padres es la de motivarles desde muy pequeños, incluso desde los dos años, jugando con ellos, enseñándoles a conocer algunos deportes practicándolos juntos. Más adelante serán ellos los que elijan cuál es el que más les gusta. Lo importante es que crezcan con la inquietud por desarrollar alguna actividad física y, si es con otros niños, mejor.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una hora de ejercicio físico moderado al día, para niños de entre 5 y 17 años, pero también señala que incrementar el tiempo dedicado a su práctica únicamente aporta beneficios para su salud. En los más pequeños los deportes aeróbicos son los más adecuados, pues les ayuda a desarrollar su coordinación, elasticidad, equilibrio y sentido del ritmo (artes marciales, paseos en bicicleta, juegos en el parque, excursiones, etc.).

A partir de los 7-10 años los deportes de equipo y la competición pueden suponer un estímulo muy adecuado, fomentando el esfuerzo, la disciplina y la competitividad, al tiempo que les permite instaurar el hábito del ejercicio físico y mantenerlo cuando sean mayores.